31/5/11
Yo tengo muchas primas y algunas de ellas se han ganado el titulo de Spamerprimas, no solo por la cantidad de basura que mandan por internet, tambien la dicen en vivo y en directo.

Son mamas super preocupadas que les lavan las manos a sus hijos 30 veces al dia, llevan alcohol en gel y toallitas a todas partes. Y que alguien nos sale si a los hijos se les ocurre mojarse tantito por que salen casi excomulgados (ellas si son religiosas).

Yo admito que mi mama puede ser un poco exagerada para algunas cosas, pero para otras no, y ella jamas me trato asi. Ella era la primera en meterme hasta los tobillos a charcos con lodo, a mojarse conmigo en los aspersores, nunca tuvo problemas con que jugara en la calle, que me arrastrara en el suelo o similares, y ella hacia lo propio cuando niña.

El libro que les quiero recomendar hoy habla mucho sobre esa necesidad creada de tener todo limpio, olvidando que nosotros mismos no estamos limpios, en cada cavidad humeda del cuerpo habitan microorganismos que nuestro cuerpo esta preparado para controlar. Si a un invididuo se le impide que su cuerpo batalle contra estos seres, entonces pierde efectividad y se vuelve mas propenso a enfermarse, asi que sale mas caro el remedio que las albondigas (?...que?).

Por otra parte, se nos olvida que aquello que mata microorganismos, tambien nos hace daño, pues somos organismos no tan diferentes. Todas mis primas limpian con cloro, aja, pero el cloro es sumamente efectivo por ser toxico, en estado puro es un gas verdoso venenoso de lo peor.

Y la lista de productos de limpieza es infinita, y la moraleja no es vivir en suciedad, es no abusar de la limpieza y de la fe en los productos que contiene largas listas de agentes activos. Dejen a sus niños vivir que por lamer el suelo no se van a morir.

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